¿Qué sucede con la marcha después de un ACV?
Caminar es una acción que parece sencilla, pero en realidad implica una compleja coordinación entre músculos, nervios, equilibrio y control cerebral. Cuando ocurre un ACV, una parte del cerebro sufre una interrupción en el flujo sanguíneo, lo que puede afectar estas funciones de forma temporal o permanente.
Muchos pacientes experimentan debilidad o parálisis en un lado del cuerpo (hemiparesia, hemiplejia), rigidez muscular y/o aumento del tono muscular (espasticidad), pérdida de equilibrio, dificultad para percibir el espacio o incluso miedo a caer. Estas alteraciones se traducen en una marcha lenta, insegura, asimétrica o directamente en la imposibilidad de caminar sin asistencia.
El trastorno de la marcha hace referencia a cualquier dificultad para caminar de forma normal. Después de un ACV, esto puede deberse a una combinación de factores como:
- Debilidad muscular (hemiparesia)
- Espasticidad (rigidez anormal de los músculos asociada a la velocidad del movimiento)
- Problemas de equilibrio o coordinación
- Alteraciones sensitivas (pérdida de sensibilidad en pies o piernas)
- Dolor
- Alteraciones cognitivas o del control motor
El resultado es una marcha inestable, asimétrica, lenta o incluso imposible sin ayuda. Esto no solo limita la movilidad, sino que también aumenta el riesgo de caídas, aislamiento social y depresión.
¿Cómo se trata?
En Clínica San Andrés contamos con un equipo especializado en neurorehabilitación que aborda de forma integral los trastornos de la marcha post-ACV.
Tratamientos incluyen:
- Kinesiología: Ejercicios específicos para fortalecer músculos, mejorar la coordinación, entrenar las fases y patrón de marcha, evitando compensaciones ineficientes.
- Terapia ocupacional: Para fomentar la autonomía en la vida diaria, estimulación sensorial, definición de ayudas técnicas, como por ejemplo andador o bastones.
- Reeducación postural y del equilibrio
- Tecnología de rehabilitación: Uso de órtesis, caminadores, plataformas de marcha asistida, electroestimulación funcional e incluso el uso de realidad virtual.Estimulación neuromuscular
- Entrenamiento en marcha funcional (en pasillos, escaleras, superficies irregulares)
- Apoyo psicológico: Para abordar la adaptación emocional y motivacional del paciente.
El objetivo principal es restaurar la capacidad de caminar de forma segura e independiente, en la medida de lo posible, adaptando el entorno y brindando apoyo familiar.
La importancia de empezar a tiempo
Cuanto antes se inicie el proceso de rehabilitación, mayores son las posibilidades de recuperar funciones perdidas o compensarlas eficazmente. El cerebro humano tiene una gran capacidad de adaptación, conocida como neuroplasticidad, que se potencia especialmente en los primeros meses luego del ACV. No obstante, incluso cuando ha pasado más tiempo, con un plan adecuado todavía es posible lograr avances concretos.
Creemos firmemente que la rehabilitación no tiene fecha de vencimiento, pero sí tiene más éxito cuando se hace con motivación, acompañamiento profesional y un entorno que sostenga al paciente.
Nuestro compromiso en el Mes del ACV
En Clínica San Andrés, reafirmamos nuestro compromiso con la prevención, atención y rehabilitación de las secuelas del ACV. Reconocemos que detrás de cada paso que se recupera hay un enorme trabajo, personal, familiar y clínico, pero también humano.